"y estad siempre preparados para responder con mansedumbre y reverencia a cada uno que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros".
1 Pedro 3:15

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martes, 19 de noviembre de 2013

Por sus frutos lo conoceréis: José Smith (parte 4)


Por Admin.

Parte 3

Dos oficiales de la ley, burdos y sin principios, el agente de policía Harman T. Wilson de Carthage, Illinois, y el alguacil Joseph A. Reynolds del Condado de Jackson, Misuri, trataron de secuestrar al Profeta. En la historia de José Smith se registra:

Ellos llegaron a la casa del señor Wasson mientras la familia se encontraba a la mesa, comiendo, alrededor de las dos de la tarde; llamaron a la puerta y dijeron que eran elderes mormones y que deseaban ver al hermano José. Yo me encontraba en el patio trasero camino al granero cuando Wilson, que había llegado al final de la casa, me vio y comienzo a proferir palabras sumamente rudas y poco caballerescas; mientras tanto Reynolds se acerco a mi y me tomo del cuello. Inmediatamente los dos me apuntaron al pecho con sus pistolas amartilladas, sin mostrar ninguna orden judicial ni entregarme ninguna notificacion legal. Reynolds grito profiriendo una palabrota: Te juro que si te mueves, te disparo; te juro que si te mueves un centímetro, te disparo; quedate quieto o te juro que te disparo. ¿Que significa todo esto?, les pregunte. Maldiciendo de forma profana, el dijo: Yo te voy a domostrar que significa; y si te mueves un centímetro, te disparo. Yo le conteste: No tengo miedo de tus disparos; no tengo miedo de morir. Entonces me descubrí el pecho y les dije que dispararan. He padecido demasiada opresión, estoy cansado de vivir; matenme su así lo quieren. Sin embargo, soy un hombre fuerte y con mis armas naturales podria muy pronto derribarlos a ustedes dos; pero si tienen cualquier notificacion legal, como yo siempre me he sometido a la ley, no ofreceré resistencia. [Reynolds] respondió maldiciendo: Te juro que si pronuncias otra palabra te disparo. Yo le replique: Dispara, no tengo miedo de tus pistolas.

Para ese entonces, Stephen Markham se encontraba caminando deliberadamente hacia nosotros. Cuando ellos lo vieron acercarse, volvieron sus armas hacia el y lo amenazaron de muerte si llegaba a acercarse mas; pero el no presto atención a sus amenazas y siguió aproximandose. Entonces volvieron nuevamente a apuntarme con sus pistolas, incrustandomelas en el costado, con sus dedos en los gatillos . . .

Me metieron apresuradamente en una carretera sin darme ninguna notificacion legal; querían alejarse de ahí conmigo a toda prisa, sin permitir que se me despidiera de mis familiares y amigos, y sin siquiera darme tiempo para buscar mi sobrero y mi abrigo o dejar que mi esposa o mis hijos me los trajeran. Entonces les dije: Caballeros, si ustedes tienen alguna notificacion legal, deseo conseguir una orden judicial de habeas corpus, pero maldiciendome nuevamente con palabras soeces, me contestaron: No tendrá ninguna, y siguieron clavandome las pistolas en ambos costados.

Markham, entonces, de un salto sujeto a los caballos del bocado y no los dejo mover sino hasta que mi esposa pudiera alcanzarme mi sombrero y mi abrigo. Reynolds y wilson amenazaron de nuevo con disparar a Markham, que dijo: No hay ninguna ley en la tierra que obligue a que un alguacil se lleve a un prisionero sin su ropa . . . Le pedí a Markham que fuera [a buscar una orden de habeas corpus] y de inmediato el salio a caballo para Dixon, a donde el alguacil también me llevaba a todo galope, sin haberme permitido siquiera hablar con mi familia o decirles adios. Los oficiales mantuvieron las bocas de sus pistolas clavadas en mi costado por mas de 13 kilómetros y dejaron de hacerlo solo cuando Markham les reprocho su cobardía por tratar tan brutalmente a un prisionero indefenso . . .

Le dije nuevamente a Reynolds: Quiero ver a un abogado, pero el me contesto volviendo a maldecir: No vas a ver a abogado ninguno y una palabra mas y te disparo. ¿Porque me repiten lo mismo cada momento?, les dije. Les he dicho repetidamente que me disparen y les vuelvo a repetir lo mismo: Disparenme, pero no le dispararon ni el atentado de secuestro tuvo éxito; sin embargo, el hecho dejo en su piel un circulo amoratado de 46 centímetros de circunferencia en cada costado donde [le] habían clavado sus pistolas". [ 1]

William Taylor, hermano del presidente John Taylor, recordó una conversión que tuvo con José Smith en la casa del padre William, durante una época en que el Profeta se encontraba escondido de sus enemigos:

"Le dije en una ocasión:

Hermano José, ¿No siente temor cuando todos esos lobos hambrientos lo están persiguiendo?

Y el me contesto:

No, no siento temor; el Señor dijo que me protegería y yo confió plenamente en Su palabra" [2].

El profeta José Smith tenia fe en la promesa del Señor de que su misión se cumpliria a pesar de lo que los hombres hicieran (Vease D. y C. 122:4-9). En un discurso que pronuncio el 27 de agosto de 1843, el dijo:

"Desafio al mundo entero a que intenten destruir la obra de Dios; y profetizo que nunca tendrán el poder para matarme sino hasta que mi obra se cumpla y yo este listo para morir" [3].

 Cerca de un año después, cuando los enemigos del profeta lo acosaban y pedían su sangre, el decidió que seria prudente dejar Nauvoo, no solo por su propia seguridad sino también por la seguridad de los santos. El 23 de junio de 1844, su hermano Hyrum le explico a un amigo: 

"Un grupo de hombres buscan matar a mi hermano José y el Señor le ha advertido que huya  a las montañas Rocosas para salvar su vida" [4]

El 23 de junio, José y Hyrum habían cruzado el rió Misisipi hasta Iowa cuando les llego la noticia de que los motivos que el Profeta tenia de alejarse habían sido malinterpretados y de que algunos de sus amigos mas cercanos lo acusaban de cobardía. Esos amigos dijeron que era:

"Como la fabula, cuando los lobos llegaban, el pastor huía de la manada, dejando que las ovejas fueran devoradas. A lo que José contesto:

Si mi vida no tiene valor para mis amigos, no la tiene tampoco para mi" [5]

El y su hermano Hyrum regresaron a Nauvoo. Y murieron como mártires en Carthage, Illinois, el 27 de junio. 

[1] History of the Church, tomo V, Pags. 440-442; Vease tambien las paginas 443-445.
[2] Joseph Smith, the Prophet, Young Womans Journal, Diciembre de 1906, Pag. 548.
[3] History of the Church, Tomo VI, Pag. 58. 
[4] History of the Church, tomo VI, Pag. 547.  
[5] History of the Church tomo VI, pag. 549.

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